ETAPA 8

24 de septiembre de 2019


ETAPA 8

VIGO-CALDAS DE REIS

58 km.



Cuando hice la primera distribución de las etapas durante la preparación de este Camino, quise dejar las dos últimas con un kilometraje corto en relación con las anteriores. Galicia es muy peculiar, no es llana y su orografía hace que subas y bajes constantemente. Esto hace que la media de velocidad sea más baja y el tiempo que invertiríamos fuera muy similar. Por otro lado, estas dos últimas etapas eran para disfrutar. Galicia lo merece.

Mantenemos la hora en los despertadores y a las 06:30 horas nos ponemos en marcha. Un desayuno caliente y salimos con nuestras impolutas bicicletas a la calle. El panorama que nos encontramos no es muy alentador. Está lloviendo y hace frío. Las nubes son muy bajas y la visibilidad se ve reducida; además estamos en España y el cambio de hora hace que salgamos de noche.

Nos dejamos llevar por el recorrido del track del gps para salir de la ciudad, siguiendo también las señales del Camino de Santiago que vamos encontrando. Ascendemos hasta llegar a un monte que bordea la ciudad de Vigo y nos adentramos por un frondoso y oscuro camino. La niebla es muy densa y nos obliga a rodar muy despacio porque las luces que llevamos son insuficiente para iluminar el suelo. Las primeras fotografías las tomamos cuando empieza a amanecer.





Galicia es bella y es dura, te regala y te roba increíbles paisajes. Hoy nos está haciendo disfrutar por este precioso camino, pero nos priva de la visión de la ciudad desde estas alturas. Se intuye la Plaza de España y el Castro, y se aprecia gran parte de la Ría y del puerto, pero con luz insuficiente para fotografiarlo. Cuando amanece, consigo sacar una fotografía de la Ría.




Continuamos pedaleando con tranquilidad, disfrutando de esta maravilla de camino por un tupido bosque rodeado de helechos y con un agradable olor a eucalipto y a tierra mojada. Van pasando los kilómetros en esa situación y un hito nos indica que tan sólo nos faltan 92 kilómetros para llegar a Santiago.





Poco a poco el verde de los bosques va desapareciendo y llegamos a Redondela con un importante tráfico de hora punta y la entrada de colegios. Me llevo una foto de la entrada al casco antiguo y seguimos rodando por las transitadas calles. 



No perdemos mucho tiempo y continuamos pedaleando  para salir de la población y volver a disfrutar de los bosques. Comprobamos que ya estamos en el Camino Portugués de Galicia, el preestablecido por el interior, lo que significa que el adelantamiento de peregrinos mochileros es constante. Las dos clásicas palabras del Camino se repiten constantemente:"Buen Camino", y el simbolismo que caracteriza a este recorrido aparece en cualquier lugar.





Unos pocos kilómetros más y llegamos a Arcade, localidad situada al final de la Ría de Vigo y famosa por sus ostras y por su Ponte Sampaio que libra las aguas del río Verdugo y fue testigo de la batalla que se libró en 1809 para expulsar a las tropas francesas de Galicia en la Guerra de la Independencia









Con una humedad ambiental enorme dejamos atrás esta bonita localidad y nos entremezclamos con un constante reguero de peregrinos a lo largo de los siguientes kilómetros. Otro regalito visual y físico nos ofrece el Camino en forma de Calzada Romana. Hay que subirla y toca empujar. Me lo tomo con mucha calma porque mi hombro no se encuentra para muchos excesos.






Así, con las piernas calientes y los cuerpos fríos de tantas paradas, llegamos a Pontevedra, ciudad donde desayunamos por segunda vez  y donde tramitamos la reserva del alojamiento en Caldas de Reis, dada la gran afluencia de peregrinos que estamos viendo por el camino.




A lo largo del Camino se nos van presentando situaciones curiosas y algunas muy graciosas. Dije en la crónica de la primera etapa que nuestra imagen ciclista con las bicicletas cargadas de alforjas llama mucho la atención a los extranjeros. Pues, cuando ya habíamos desayunado y nos disponíamos a partir, nos encontramos con una guía que hablaba español y llevaba a un grupo de orientales que no dejaban de mirarnos. Tras la educada petición de la guía, fuimos rodeados de japonesas o coreanas y, las más atrevidas, se subieron y sentaron en los sillines de nuestras bicicletas para llevarse su foto de recuerdo. Momento especial del Camino del que no tenemos fotografía.

Salimos de Pontevedra con 20 kilómetros por delante para finalizar esta etapa. Vamos con calma, la ruta de hoy está casi finalizada y tenemos camas para dormir. Seguimos disfrutando de los tranquilos caminos y los preciosos bosques gallegos. Y como no hay prisa, hacemos caso a las indicaciones de Fran, a 7 kilómetros del final, desviándonos del track para enseñarnos un increíble paraje, Las Cascadas del Río Barosa. Espectacular lugar donde decidimos dedicarle más tiempo de lo habitual e ir anticipando la celebración de esta etapa.













Está claro que hoy no calentamos los cuerpos. Reanudamos la marcha y ya no paramos hasta llegar el final del recorrido. Entramos en la localidad y tras pasar por el puente del Río Umia, llegamos al Hotel-Albergue O'Cruceiro, final de nuestra etapa y lugar donde nos hospedaremos hoy.

El Hotel tiene colgado el cartel de "completo". Un buen número de mochileros andan pululando por la zona en busca de algún lugar donde pernoctar. La afluencia de peregrinos es enorme. Bien hicimos en reservar con tiempo y coger la última habitación que les quedaba. Como iban a tardar un poco en hacer el cheking, optamos por lavar las bicicletas en un cercano autolavado. Hoy no han llegado "niquelás".



Una vez adecentadas la bicicletas, llega nuestro turno en el baño de la habitación y, seguidamente, disfrutamos de una buena y merecida comida casera regada con la mejor bebida isotónica del ciclista: unas espumosas y frías rubias.


Un pequeño descanso para estirar los fríos cuerpos y aprovechamos la sala donde están guardadas las bicicletas para engrasarlas y prepararlas para su última etapa. Después, el habitual paseo para mover las piernas y conocer un poco la localidad y localizar una buena pastelería para cubrir las "dulces" necesidades de Óscar.








Después de las habituales compras para la cena (hoy toca empanada gallega), regresamos al hotel para cerrar el día. La etapa de hoy ha sido increíble y difícil de olvidar. Dura y gratificante, con unos espectaculares paisajes y preciosos lugares. Las vistas de Vigo, los bosques, Arcade, Las Casadas del Río Barosa, etc. Una etapa corta en distancia pero que nos ha llevado mucho tiempo recorrerla. Cierto es que hemos parado demasiado, pero estamos aquí para disfrutar y los kilómetros en Galicia no miden mil metros, son más largos.

La pierna de Óscar no le está impidiendo seguir, mi ceja ya está casi curada y mi hombro me va dejando continuar, siempre y cuando no lo eleve o realice rotaciones. El ibuprofeno y el radio salil van haciendo su trabajo. Si no ocurre nada extraño, voy a llegar a Santiago. Tengo que llegar.

Dada la cercanía de la Plaza del Obradoiro es difícil controlar los brotes de euforia. Sabemos que sólo nos queda un día para que acabe esta aventura. Aunque sea difícil de creer, las fuerzas están intactas y no hay dolor en las piernas. Parece mentira que lleven más de 650 kilómetros recorridos. Ahora nos toca descansar para esperar al día especial en todo Camino de Santiago



DATOS DEL RECORRIDO:

Total kilómetros: 58 km
Tiempo total invertido: 6 h 06' 33''
Tiempo en movimiento: 4 h 13' 13'' 
Tiempo detenido:   1 h 53' 20'' 
Velocidad media en movimiento: 13,70 km/h
Velocidad máxima: 44 km/h
Altitud mínima: 14 m.
Altitud máxima: 180 m.
Desnivel acumulado ascendiendo: 817 m.
Desnivel acumulado descendiendo: 916 m.



DECÁRGATE EL TRACK



PERFIL ALTIMÉTRICO




PLANO DE LA ETAPA




VIDEO VIRTUAL DEL RECORRIDO

Relive 'Morning Sep 24th'

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